La madre de mi novia o futura suegra es genial (además de estar de muy buen ver porque desde joven siempre practicó buceo, baile de salón y gimnasia rítmica, además de poseer una cautivadora voz de soprano). Ella solita se ha ocupado de organizar toda la boda: iglesia, música, fotógrafo, banquete, flores, etc.
Hace poco me llamó y pidió que fuera a su casa para revisar la lista de invitados y anular algunos de los de mi familia pues estaba superando nuestras previsiones. Cuando llegué, revisamos la lista y la rebajamos justo por debajo de los ciento cincuenta invitados.
Fue entonces cuando me dejó boquiabierto: me dijo que siempre le había resultado un hombre muy atractivo, que dentro de un mes ya sería un hombre casado y que antes de que ello ocurriera, quería tener sexo salvaje conmigo. Entonces se levantó, caminó sensualmente hacia el dormitorio y me susurró que yo sabía donde estaba la puerta de salida si lo que quería era marcharme.
Me quedé de pie, inmóvil, aproximadamente unos tres minutos y finalmente decidí que sabía perfectamente que camino tomar. Me dirigí corriendo a la puerta, salí a la calle y... ya afuera, apoyado en el capó de mi coche estaba su marido sonriente, poniendo esa cara de "bobo solemne", característica esencial en él.
Me explicó que únicamente querían estar seguros de que su querida hija se casaba con el hombre adecuado y se les ocurrió esta pequeña prueba que yo felizmente había superado con éxito. Me tomó del hombro, y después me abrazó sin yo poder reaccionar ni hablar aturdido aún por las emociones.
Menos mal que fui a buscar los condones al coche... que si los llego a tener encima...
VISBERTO
No hay comentarios:
Publicar un comentario